20/04/2012 fotografía
Reflexiones sobre la fotografía analógica y digital (II): Dinero, prejuicios y rollos de película
Ya sé. Ha pasado un tiempo desde que publiqué la primera parte del artículo. Esto de tener un blog es más duro de lo que pensaba y ordenar todas las ideas es un ejercicio complicado. Así que espero que mi reducido grupo de lectores me lo perdonaréis. La calidad era el anterior tema de debate pero como ya dije las diferencias entre analógico y digital van mucho más allá.
Contando la pasta
En principio parece que la fotografía digital es más barata, te compras una cámara y a tirar fotos, mientras que en analógico por cada foto que haces palmas pasta. Es cierto, pero no tiene que ser necesariamente una desventaja, te hace pensar más la foto y prestar más atención a la luz y la composición. Es normal que cuando te inicias en la fotografía saques demasiadas fotos, más aún con digital. La mayoría son prescindibles pero... como son gratis... RA-TA-TA-TA-TA... como si fuera una ametralladora. Irónicamente, esto puede llegar a ser una ventaja del digital ya que cuantas más fotos hagas más errores vas a cometer. Es parte del proceso de aprendizaje y la versatilidad del digital facilita mucho eso si lo sabes aprovechar.
-¿Qué es un paso? -Ni idea -¿Qué es la apertura? -¿Aper-qué? -¿Qué es el disparador? -¡Disparador, Disparador! Ignorante es la felicidad -Querrás decir ignorancia -Lo que sea
La mayoría hemos repetido mil veces las típicas fotos postaleras o las del jubilado dando de comer a las palomas en el parque (desde lejos, como los paparazzi) pero esto es una fase que, a base de práctica y de ver la obra de grandes fotógrafos, deberíamos superar. Antes de retomar el analógico cada vez hacía menos fotos, ahora muchísimas menos. Te cansas de llenar el disco duro con paja. No es sólo una cuestión de dinero, no sé cómo explicarlo. Salgo con un carrete de 12 fotos de medio formato y me cuesta acabarlo, no te cuento uno de 36 fotos de 35mm, y al final el número de fotos que valen la pena es más o menos el mismo. No me gusta pensar en términos de cantidad o rentabilidad para algo que considero una pasión. No hago fotos como si se tratara de una cadena de montaje o una fábrica de salchichas, para mí no es importante el poder hacer miles de fotos, sino el resultado final, así que al final el negativo no me sale tan caro después de todo.
Los viejos rockeros nunca mueren
Otra de las ventajas que ha traído la revolución digital es que muchas cámaras analógicas, auténticas joyas, han bajado tanto de precio que están al alcance de cualquier aficionado. Un kit Hasselblad 500CM con objetivo y respaldo se puede encontrar por el precio de una réflex de gama media. Incluso cámaras de gran formato se encuentran tiradas de precio. Mi última adquisición, la mítica Nikon FM2, costaba hace años el salario de un mes y la compré por poco más de 200€ y funcionando como el primer día. Son cámaras que duran toda la vida y que bien cuidadas no bajan de precio. La inversión inicial en analógico, aparte de ser más rentable, te va a ahorrar cantidad de disgustos cada vez que se anuncie la sustituta de tu flamante cámara digital. Con las digitales ocurre todo lo contrario. Pasé años mirando la Nikon D2x en un escaparate de mi ciudad y el día que al fin pude probarla, cuando sus días de gloria habían pasado, ¡que decepción!
La verdad, no me veo usando mi Nikon D70 dentro de 20 años, ni siquiera creo que para entonces funcione. Las cámaras actuales no están diseñadas para durar tanto, parece que en el momento en el que las sacas de la caja ya se están quedando obsoletas. Se han convertido en un gadget. Importa más la cámara que la persona y se presume más de equipo que de fotos. Es una estrategia basada en la insatisfacción, empiezas comprando una cámara modesta, sigues mirando foros de Internet y sin apenas haber aprendido un poco de fotografía acabas con un equipo profesional completo para fardar delante de tu tribu correspondiente (canonistas, nikonistas, etc.). Tal cual un personaje de What The Duck*.
-¡Guau! ¡Qué cámara tan impresionante! -Puedes apostarlo. No escatimo en gastos... cuando se trata de fardar.
Es gracioso escuchar la palabra "necesidad" de gente que ni es profesional ni se le ha visto una foto, que pasa más tiempo en los foros de compraventa que fotografiando. Necesito un segundo cuerpo, por si me falla el primero... necesito esta óptica para tener todas las focales cubiertas... y así una larga retahíla de justificaciones. Hace unos meses en el mostrador de Fotocasión escuchaba atónito como a mi lado pedían una 5D Mark II más un objetivo serie L (más de 2.500€) y además esa cosa que se le pone debajo para las baterías... (traducido: esa cosa que se pone debajo y que hace que la cámara parezca más grande y profesional). ¡Acojonante! Evidentemente, esto es una generalización, no todo el mundo actúa así, pero sí que es algo que veo cada día más.
El espejo profesional.
Es común la manía de poner como modelo a los fotógrafos profesionales, en especial fotoperiodistas, como si fueran el paradigma de la fotografía. Cuanto más conozco ese mundillo, más se desvanece esa aureola romántica. Yo no soy profesional, ni ganas tengo de serlo, así que no tengo necesidades más allá de mis caprichos. No necesito una cámara de última generación más dura que un tanque y más sensible que el ojo de un búho, ni toda la gama de lentes “pata negra” ultra luminosas, ni tener el teleobjetivo más grande y gordo. Puede ser que justo te guste la fotografía de naturaleza y un equipo así sea el que te conviene... vale, puede pasar, pero ¿quién no ha conocido a alguien que haya decidido su compra en función de qué marca se ve más en el lateral de un estadio de fútbol o en una rueda de prensa?
-¡Oh, un fotógrafo profesional! -Semi-profesional, no le pagamos.
Bueno, me estoy desviando del tema. Con lo anterior quería decir que un profesional tiene unas limitaciones que por suerte los aficionados no tenemos. El digital es mucho más versátil, es un proceso más rápido y es normal que la mayoría de ellos lo elija para trabajar. Hoy mismo he pasado un buen rato con Photoshop quitando motas de polvo de una imagen escaneada, pero no tengo prisa por tener la foto lista, no hay ningún cliente esperando por ella. El resultado merece la pena. Es un disparate pensar que el negativo se ha quedado obsoleto porque no lo usan los fotógrafos de bodas o de prensa.
Las dos caras de una misma moneda
En la primera parte empezaba diciendo que no me gusta esa visión excluyente de la fotografía. Prefiero pensar que ambos tipos de fotografía son complementarios. La fotografía digital ha permitido mostrar este mundo a muchísima gente, permite probar nuevas cosas de forma más sencilla y da la oportunidad de usar técnicas que no están al alcance de un aficionado en analógico como el video o el time-lapse. Vale que una de las consecuencias de esa democratización ha sido llenar internet de basura HDR y similares, pero compensa ver que entre esa maraña de fotos prescindibles encuentras de vez en cuando pequeñas obras de arte de fotógrafos con una cámara modesta y muy buen ojo. Por otra parte, el analógico me da una textura y unos colores increíbles y una perspectiva más centrada. Es como volver a lo esencial. A veces salgo con la Pentax Spotmatic II de mi padre y un solo objetivo... y me sobra. Así he encontrado la forma de centrarme más en la foto, reflexionar más antes de disparar y de no volver con cientos de fotos inútiles, y esto lo aplico también cuando uso digital. Al final tanto cacharro te acaba distrayendo.
-¿Por qué llevas esa enorme mochila? -Llevo objetivos para todas las ocasiones... y así siempre estoy... preparado.
Para terminar, le tengo que agradecer a mi amigo Miguel Iglesias que me haya contagiado el gusanillo del analógico. Cuando cogí por primera vez su Hasselblad y vi las fotos que puede hacer me enamoré de esa cámara. Me acuerdo de las caras de sorpresa cuando compraba sus primeras cámaras analógicas, como si fuera un paso atrás, aunque lo mejor fue los comentarios absurdos en flickr: Me gusta, sobre todo los tonos que conseguían esos carretes. ¿Pero cómo que conseguían?, ¡Si había sacado la foto la semana anterior! Igual estaba haciendo arqueología de la fotografía y yo sin saberlo. Nos hemos echado unas risas con eso, pero en el fondo es bastante triste. Así que, como diría Kent Brockman, aquí van mis dos centavos: intenta mirar menos escaparates y más a través del visor de tu cámara, no te cierres a probar nada nuevo (o viejo) y disfruta de la fotografía.
*Las geniales tiras cómicas que ilustran esta articulo son de What The Duck. Os recomiendo que visitéis la página. Para los que no dominéis el inglés las podéis encontrar traducidas en Caborian.
Volver...
Contando la pasta
En principio parece que la fotografía digital es más barata, te compras una cámara y a tirar fotos, mientras que en analógico por cada foto que haces palmas pasta. Es cierto, pero no tiene que ser necesariamente una desventaja, te hace pensar más la foto y prestar más atención a la luz y la composición. Es normal que cuando te inicias en la fotografía saques demasiadas fotos, más aún con digital. La mayoría son prescindibles pero... como son gratis... RA-TA-TA-TA-TA... como si fuera una ametralladora. Irónicamente, esto puede llegar a ser una ventaja del digital ya que cuantas más fotos hagas más errores vas a cometer. Es parte del proceso de aprendizaje y la versatilidad del digital facilita mucho eso si lo sabes aprovechar.
La mayoría hemos repetido mil veces las típicas fotos postaleras o las del jubilado dando de comer a las palomas en el parque (desde lejos, como los paparazzi) pero esto es una fase que, a base de práctica y de ver la obra de grandes fotógrafos, deberíamos superar. Antes de retomar el analógico cada vez hacía menos fotos, ahora muchísimas menos. Te cansas de llenar el disco duro con paja. No es sólo una cuestión de dinero, no sé cómo explicarlo. Salgo con un carrete de 12 fotos de medio formato y me cuesta acabarlo, no te cuento uno de 36 fotos de 35mm, y al final el número de fotos que valen la pena es más o menos el mismo. No me gusta pensar en términos de cantidad o rentabilidad para algo que considero una pasión. No hago fotos como si se tratara de una cadena de montaje o una fábrica de salchichas, para mí no es importante el poder hacer miles de fotos, sino el resultado final, así que al final el negativo no me sale tan caro después de todo.
Los viejos rockeros nunca mueren
Otra de las ventajas que ha traído la revolución digital es que muchas cámaras analógicas, auténticas joyas, han bajado tanto de precio que están al alcance de cualquier aficionado. Un kit Hasselblad 500CM con objetivo y respaldo se puede encontrar por el precio de una réflex de gama media. Incluso cámaras de gran formato se encuentran tiradas de precio. Mi última adquisición, la mítica Nikon FM2, costaba hace años el salario de un mes y la compré por poco más de 200€ y funcionando como el primer día. Son cámaras que duran toda la vida y que bien cuidadas no bajan de precio. La inversión inicial en analógico, aparte de ser más rentable, te va a ahorrar cantidad de disgustos cada vez que se anuncie la sustituta de tu flamante cámara digital. Con las digitales ocurre todo lo contrario. Pasé años mirando la Nikon D2x en un escaparate de mi ciudad y el día que al fin pude probarla, cuando sus días de gloria habían pasado, ¡que decepción!
La verdad, no me veo usando mi Nikon D70 dentro de 20 años, ni siquiera creo que para entonces funcione. Las cámaras actuales no están diseñadas para durar tanto, parece que en el momento en el que las sacas de la caja ya se están quedando obsoletas. Se han convertido en un gadget. Importa más la cámara que la persona y se presume más de equipo que de fotos. Es una estrategia basada en la insatisfacción, empiezas comprando una cámara modesta, sigues mirando foros de Internet y sin apenas haber aprendido un poco de fotografía acabas con un equipo profesional completo para fardar delante de tu tribu correspondiente (canonistas, nikonistas, etc.). Tal cual un personaje de What The Duck*.
Es gracioso escuchar la palabra "necesidad" de gente que ni es profesional ni se le ha visto una foto, que pasa más tiempo en los foros de compraventa que fotografiando. Necesito un segundo cuerpo, por si me falla el primero... necesito esta óptica para tener todas las focales cubiertas... y así una larga retahíla de justificaciones. Hace unos meses en el mostrador de Fotocasión escuchaba atónito como a mi lado pedían una 5D Mark II más un objetivo serie L (más de 2.500€) y además esa cosa que se le pone debajo para las baterías... (traducido: esa cosa que se pone debajo y que hace que la cámara parezca más grande y profesional). ¡Acojonante! Evidentemente, esto es una generalización, no todo el mundo actúa así, pero sí que es algo que veo cada día más.
El espejo profesional.
Es común la manía de poner como modelo a los fotógrafos profesionales, en especial fotoperiodistas, como si fueran el paradigma de la fotografía. Cuanto más conozco ese mundillo, más se desvanece esa aureola romántica. Yo no soy profesional, ni ganas tengo de serlo, así que no tengo necesidades más allá de mis caprichos. No necesito una cámara de última generación más dura que un tanque y más sensible que el ojo de un búho, ni toda la gama de lentes “pata negra” ultra luminosas, ni tener el teleobjetivo más grande y gordo. Puede ser que justo te guste la fotografía de naturaleza y un equipo así sea el que te conviene... vale, puede pasar, pero ¿quién no ha conocido a alguien que haya decidido su compra en función de qué marca se ve más en el lateral de un estadio de fútbol o en una rueda de prensa?
Bueno, me estoy desviando del tema. Con lo anterior quería decir que un profesional tiene unas limitaciones que por suerte los aficionados no tenemos. El digital es mucho más versátil, es un proceso más rápido y es normal que la mayoría de ellos lo elija para trabajar. Hoy mismo he pasado un buen rato con Photoshop quitando motas de polvo de una imagen escaneada, pero no tengo prisa por tener la foto lista, no hay ningún cliente esperando por ella. El resultado merece la pena. Es un disparate pensar que el negativo se ha quedado obsoleto porque no lo usan los fotógrafos de bodas o de prensa.
Las dos caras de una misma moneda
En la primera parte empezaba diciendo que no me gusta esa visión excluyente de la fotografía. Prefiero pensar que ambos tipos de fotografía son complementarios. La fotografía digital ha permitido mostrar este mundo a muchísima gente, permite probar nuevas cosas de forma más sencilla y da la oportunidad de usar técnicas que no están al alcance de un aficionado en analógico como el video o el time-lapse. Vale que una de las consecuencias de esa democratización ha sido llenar internet de basura HDR y similares, pero compensa ver que entre esa maraña de fotos prescindibles encuentras de vez en cuando pequeñas obras de arte de fotógrafos con una cámara modesta y muy buen ojo. Por otra parte, el analógico me da una textura y unos colores increíbles y una perspectiva más centrada. Es como volver a lo esencial. A veces salgo con la Pentax Spotmatic II de mi padre y un solo objetivo... y me sobra. Así he encontrado la forma de centrarme más en la foto, reflexionar más antes de disparar y de no volver con cientos de fotos inútiles, y esto lo aplico también cuando uso digital. Al final tanto cacharro te acaba distrayendo.
Para terminar, le tengo que agradecer a mi amigo Miguel Iglesias que me haya contagiado el gusanillo del analógico. Cuando cogí por primera vez su Hasselblad y vi las fotos que puede hacer me enamoré de esa cámara. Me acuerdo de las caras de sorpresa cuando compraba sus primeras cámaras analógicas, como si fuera un paso atrás, aunque lo mejor fue los comentarios absurdos en flickr: Me gusta, sobre todo los tonos que conseguían esos carretes. ¿Pero cómo que conseguían?, ¡Si había sacado la foto la semana anterior! Igual estaba haciendo arqueología de la fotografía y yo sin saberlo. Nos hemos echado unas risas con eso, pero en el fondo es bastante triste. Así que, como diría Kent Brockman, aquí van mis dos centavos: intenta mirar menos escaparates y más a través del visor de tu cámara, no te cierres a probar nada nuevo (o viejo) y disfruta de la fotografía.
*Las geniales tiras cómicas que ilustran esta articulo son de What The Duck. Os recomiendo que visitéis la página. Para los que no dominéis el inglés las podéis encontrar traducidas en Caborian.